Un método general de obtención de metales no muy activos consiste en la reducción de sus óxidos con carbón. En el caso del plomo esta reducción es termodinámicamente favorable ya a temperatura poco superior a la ambiente y, como el punto de fusión del plomo obtenido es bajo, resulta un método conveniente en el laboratorio.
Una mezcla íntima de 5 g litargirio y 5 g de carbón finamente pulverizados se coloca en un crisol tapado y se somete a calefacción con un mechero durante 30 min. El plomo fundido se vierte lentamente en un recipiente con agua fría para obtenerlo en forma de granalla, más fácil de usar en el laboratorio.
Metal blanco grisáceo, que se recubre rápidamente de una capa poco reactiva que lo protege.